jueves, 19 de febrero de 2015

ENCUENTRO 2015 DE REFLEXIÓN SOBRE REVOLUCIÓN INTEGRAL. Mi Interpretación



“A la Revolución
–escuela de heroísmo, espiritualidad y humanismo-
debemos darlo todo”
F. Martí Ibáñez

En los últimos cinco años se han ido estableciendo coincidencias entre diversas personas y colectivos[1] en el modo de concebir y practicar cuestiones de primera importancia. Llegado un momento, a algunos amigos y amigas les pareció necesario reunirnos y conocernos. Ese es el origen del Encuentro.

Al él están convocados quienes conocen y comparte en líneas generales las formulaciones contenidas en mis libros, artículos, audios, videos, etc., así como en los de otros autores, asociaciones y personas partidarias de una decisiva alteración cualitativa, al mismo tiempo social, personal y axiológica, a la que nos estamos habituando a denominar revolución integral.
        
El Encuentro nace con voluntad universalista, estando abierto a todas las personas, con independencia de su sexo, raza, credo, afiliación, orientación sexual, ideología, etc. Dado que no busca constituir una organización (menos aún un partido, una secta o un gueto), sino impulsar y dar forma a una corriente de ideas y a una suma de actuaciones coincidentes en líneas generales, no excluye a nadie[2]. Eso sí, se espera de cada asistente un compromiso (al menos parcial) con el cuerpo de ideas que une a los convocantes.

REFLEXIÓN PRELIMINAR
        
Lo más importante es que nos conozcamos quienes estamos dispersos, pongamos en común análisis y experiencias, inquietudes y proyectos, reflexionemos sobre los problemas de nuestro tiempo y establezcamos fórmulas individuales y colectivas, sustentadas en la cooperación y ayuda mutua, para la intervención en la sociedad, la popularización de las comunes ideas e ideales y la auto-mejora individual.
        
El Encuentro ha de ser, ante todo, una reunión activa y transformadora de amigos y amigas.
        
Su cimiento ha de ser el compromiso personal y la voluntad íntima de esfuerzo y entrega. Cada asistente ha de acudir motivado desde el interior de sí con la intención de contribuir tanto como pueda por sí, sin delegar en lo colectivo ni en otras personas, sin dejarse reducir a una situación de espera, pasividad y dependencia.
        
Por su propia naturaleza el ideario de revolución integral necesita de un sujeto autónomo y autosuficiente, que reflexiona y actúa desde el interior del yo. La creatividad, iniciativa y libre aceptación de responsabilidades es primordial en él. Dicho sujeto autónomo auto-constituido no alcanza, cierto es, a formarse de un día para otro dado que es tarea ardua y difícil, pero tiene que ser meta cardinal. Ahora bien, que nadie se agobie o dañe por exigirse demasiado. El autoconocimiento es integrante notorio de nuestro ideario, y cada cual debe evaluar con objetividad su situación en este momento, así como el estado de su vida interior y compromisos prácticos.
        
La ausencia de personalismos tiene que caracterizar el Encuentro. La meta no es seguir, como sucede en todos los partidos políticos, la actividad cultural institucional o el espiritualismo de supermercado, a un “líder” o gurú, sino contribuir a desarrollar personas autosuficientes con vida interior independiente y juicio propio, capaces de pensar, planear y ejecutar por sí mismas, por libre albedrío, todo tipo de empresas y actuaciones en pos de la idea total-revolucionaria. La igualdad básica entre todas las personas no está en contradicción con la natural e inevitable desigualdad en experiencia y conocimientos entre unos individuos y otros, pero nunca admitiremos que la mayor acumulación de saberes se convierta en poder personal o de un pequeño grupo institucionalizado.
        
Una de las metas del Encuentro, de las más importantes, es que sirva y sea útil personalmente a quienes a él asistamos, que no quede como un acontecimiento banal en nuestras vidas, que se eleve a la condición de momento cenital. Eso será un paso hacia lograr nuestro objetivo estratégico, revertir en personas de calidad autocreada a los seres nada que el actual sistema produce en serie.
        
El Encuentro carece de ideología o teoría guía. Nos une la realidad y la experiencia global reflexionadas y nada más, en la convicción de que la verdad concreta es la adecuación entre lo pensado y la realidad, no lo deducido desde un cuerpo doctrinal o teorético. Empero, quien sea adepto a una ideología o fe será bien recibido, dado que el pluralismo, sobre la base de las ideas e ideales básicos compartidos, es parte constitutiva de nuestras convicciones. Además, la revolución integral es un gran movimiento múltiple y diverso que ha de resultar de la base misma de la sociedad tal cual es ésta, en su heterogeneidad sustantiva.

El Encuentro tiene un antes y un después. Su antes es ahora, cuando tenemos que ir produciendo reflexiones y planes de acción, experiencias y realizaciones. Su después empezará una vez terminado, en un tiempo ilimitado en que seguiremos trabajando, pensado, actuando, asumiendo compromisos, efectuando lo que en aquél no habrá seguramente tiempo para tratar, o sólo podrá hacerse de un modo inicial.
        
Hay que considerar con frío realismo lo que estamos en condiciones de hacer y lograr, en todos los sentidos. Conocemos lo exiguo de las fuerzas con que contamos, lo escasamente desarrollado de nuestras formulaciones y experiencias, las muchas insuficiencias y errores que nos limitan y atenazan. Al mismo tiempo, los problemas a los que intentamos aportar remedios, a la par reflexivos y transformadores, son asombrosamente complejos. Somos parte de una sociedad considerablemente degradada, en la que habita un sujeto deliberadamente nulificado.
        
Conviene insistir en el carácter excepcionalmente negativo y destructivo de la formación social contemporánea. En ella están siendo minados los fundamentos de lo humano y de la vida toda. En el pasado las crisis sociales no ponían en cuestión los elementos más básicos de la existencia, pero hoy sí. Pensemos en el declive demográfico, que ha creado la sociedad-geriátrico; en el no-pensamiento universalizado; en la aculturación extrema de las clases populares y del individuo; en la desintegración física y corporal de la persona; en la reducción del individuo a marioneta del ente estatal; en el colapso del pensamiento creador; en la degradación del ser humano a ser nada; en la aridificación de los suelos agrícolas, la reducción de los bosques y el retroceso de la biodiversidad; en el habitual preferir el bienestar a la libertad; en la pérdida casi total del sentido ético y trascendente; en la absolutización del culto por el dinero; en el auge continuado de mega-poderes despóticos, empresariales e institucionales… Son tan graves y tan numerosas las disfunciones que estamos ante una sociedad aberrante. Y lo que es peor, ante un sujeto medio no menos aberrante.
        
En esta situación el obrar transformador es particularmente complejo y difícil. Por eso hemos de acudir a medidas extraordinarias, que únicamente una voluntad firme de deliberar, pensar y crear lo nuevo puede determinar. Por otro lado, lo dramático del momento histórico ofrece la posibilidad de idear, planear y cumplir cambios fundamentales, que tengan un significado cardinal en la historia de la humanidad, concebida como experiencia unitaria. Ese es el meollo mismo de la revolución que llamamos integral.
        
Al mismo tiempo, es constatable que la evolución de la realidad nos es favorable en muchos elementos y asuntos concretos, habiendo nuestro proyecto salido ya airoso de pruebas experienciales difíciles. Dado que el avance de un sistema de formulaciones y prácticas depende en primer lugar de su adecuación al devenir de lo real, podemos mirar con prudente optimismo el futuro, pues mientras nos mantengamos en el terreno de la verdad concreta-finita y la objetividad seguiremos desarrollándonos.
        
Uno de los objetivos del Encuentro es pergeñar, aunque probablemente sin lograr terminar todavía, un análisis estratégico de la situación presente, en sus facetas más decisivas. Es ese análisis el que nos ha de señalar qué hacer y cómo hacerlo. En parte está hecho ya, pero hay que desarrollarlo mucho más, para sistematizarlo y deducir de él un plan vertebrador de actuación.
        
Mi criterio es que no tenemos que constituir una organización sino una corriente de ideas, abierta y en desarrollo, adecuada para encauzar y multiplicar las iniciativas individuales y grupales que ya existen o se vayan constituyendo en el futuro, siempre que tengan como centro y meta la transformación total suficiente de la sociedad y el individuo, la revolución integral. Del Encuentro, en lo orgánico, sólo debe salir alguna entidad de coordinación y facilitación. Todo ha de quedar a la iniciativa personal y de los grupos que se formen, y a las relaciones que libremente establezcan entre ellos.

Así las cosas, ¿para qué el Encuentro? Pues para: 1) conocernos, 2) convivir un tiempo, creando vínculos de afecto y colaboración, 3) reflexionar sobre los asuntos decisivos, 4) señalar las tareas que sería necesario realizar y establecer los procedimientos de intervención, 5) saber lo que están haciendo, o reflexionando, o desean hacer, o creen que debe hacerse, quienes asistan, 6) proponer o aceptar compromisos individuales para tareas específicas, 7) integrarse en equipos de estudio, trabajo o reflexión que se puedan formar o que existan ya, 8) mantenerse conectados, en estado de semi-organización, tras él.

El Encuentro tiene también otra significación. Realizarlo es levantar una bandera, mostrar una meta y efectuar una llamada. En oposición a quienes creen que sólo es posible el reformismo, las “soluciones” institucionales, siempre politiqueras y monetizadas, el vivir “mejor” bajo el actual régimen de dictadura y deshumanización, aquél comunica que la revolución es fundamental finalidad, idea, proyecto e ideal.

Cuando la categoría de revolución es desacreditada por quienes siguen respaldando las revoluciones perniciosas del pasado (francesa, rusa, la saga de las “antiimperialistas”, etc.), y cuando lo que domina es una mentalidad socialdemócrata centrada en la demanda de más dinero, más servicios estatales, más medicina alopática, más escuela aniquiladora del pensamiento creador, más derechos formales y más consumo, con olvido de la parte específicamente humana, la inmaterial, nos proponemos pensar, proyectar e ir realizando una revolución total, que afecta a la economía y a los valores, a la política y a la ética, a la estética y a la erótica, al trabajo y a la espiritualidad, a la educación y a la diversión, al campo y a la ciudad, a la sociedad y al individuo. Una revolución que, por serlo, se hace afirmando al pueblo y negando a las instituciones estatales.

La revolución integral es consciente del declive, al parecer irremediable, de las sociedades europeas. Devastadas de manera múltiple y horriblemente decadentes carecen de futuro, de modo que la larga era de estabilidad y tranquilidad que siguió en Europa a la II guerra mundial está llegando a su final[3]. Esto afirmará el ideario revolucionario a partir de la experiencia a la vez que minará los argumentos y actuaciones de los falsos radicales y los demagogos reformistas centrados en minucias y cuestiones secundarias, modo de dar respaldo al actual sistema de dominación y al capitalismo.

El Encuentro busca lo cualitativo, dejando lo cuantitativo a los políticos profesionales y a los mercaderes de palabras. La experiencia histórica evidencia que las grandes metamorfosis positivas de la vida social las efectúan minorías, y que sólo en una fase muy avanzada, final, se suman las multitudes. La calidad de las formulaciones y propuestas es lo importante junto con la calidad de las personas, no el número.

¿Cómo actuar? En contra de quienes consideran que el cambio social  y personal proviene del forcejeo por imponer y realizar los propios intereses corporativos, a menudo egoístas, lo cierto es que aquél, para ser verdadero, debe provenir de metas desinteresadas y sublimes, de ideas e ideales, de valores compartidos y designios trascendentes, de la recuperación de la virtud individual y la virtud cívica. Sólo sobre esa base tienen legitimidad, pertinencia y operatividad las necesarias transformaciones económicas y políticas. Actuar de otro modo es, como ha mostrado la experiencia en numerosas ocasiones, sustituir un capitalismo por otro, o hiper-capitalismo, y un Estado por otro, o mega-Estado.

En consecuencia, hay que construir y dar a conocer ideas e ideales, con la condición de que sean suficientemente objetivos. Para eso tenemos que poner fin al silencio de los buenos, pasando de espectadores a actuantes. Hay que acudir a todos los medios e instrumentos para hacer circular formulaciones transformadoras y revolucionarias. Tenemos que dar y ganar la batalla de las ideas, haciendo retroceder paso a paso a los voceros del statu quo, explícitos y “alternativos”.

Eso es muchísimo más importante que librar las luchas reivindicativas parciales hoy posibles (quienes hacen de ello lo principal son reformistas, o como mucho rebeldes, no revolucionarios), que los proyectos más o menos “sociales”, que cualquier otra actividad. Construir y formular, lanzar y difundir ideas no es tarea que se pueda delegar en alguna persona, o en un pequeño grupo. Todas y todos han de hacerla, con materiales ajenos, si así lo desean, pero también con elaboraciones y textos propios, de creación personal y colectiva. Éstos se han de referir a las cuestiones fundamentales de nuestro tiempo.

Cada cual ha de valerse de lo que tenga a mano (además de imaginar y producir nuevas herramientas) para librar su batalla de las ideas como parte de la iniciativa global. No hace falta escribir un grueso volumen, basta con algunas líneas, o algunas palabras, si se dirigen a lo más decisivo. Hay que hacerlo con un panfleto, un folleto, una revista, un audio, un video. Con un poema u otra obra artística. Con un libro. Con una blog o una página, personales o compartidos. Con la conversación privada y la intervención en actos públicos. También, con la meditación y el silencio. Con el testimonio de la propia vida. Las ideas e ideales inducen comportamientos y ocasionan transformación social y personal. De ellas saldrá la revolución si ellas son revolucionarias.

Difundir ideas e ideales exige tenerlos, construirlos. La creación de unas y otros se hace, por tanto, cuestión determinante. Al respecto existe ya una cierta obra realizada pero lo por hacer sigue siendo mucho…

El 15-M, en su lado positivo, se hizo irrelevante porque no supo ofrecer un plan o proyecto de regeneración integral de la sociedad. Pasados los primeros meses de euforia se derrumbó en metas reformistas, al no alcanzar a proponer un ideario de cambio interno y externo completo-finito y radical. Al carecer de ideas e ideales mínimamente pensados y sistematizados fue víctima de su propia banalidad. Nosotros ahora buscamos remediar aquel defecto, creando y popularizando lo que faltó en el 15-M, un discurso de transformación total realizado al margen de ideologías y creencias, que vaya a la raíz de lo real para el siglo XXI y que pueda unir a la mayoría de las personas conscientes, pensantes, de las clases populares a partir de la experiencia, logro intermedio necesario para a continuación alterar cualitativamente el orden constituido. Donde el 15-M fracasó nos proponemos vencer. Vencer por verdad, por virtud y por calidad autoconstruida de la persona.

La revolución sólo es posible como emergencia de la base de la sociedad, como fluir de la creatividad e iniciativa independientes de múltiples sectores y de un gran número de personas. En tanto que corriente de ideas, hacemos una contribución entre otras al cambio, por lo que éste sólo en parte depende de nosotros. Debemos buscar y alentar todo lo positivo que se haga con independencia de quien lo haga. También, para aprender de ello.

Conviene repetir que la idea de mutación revolucionaria total no es politicista ni economicista, pues se propone promover un cambio sustantivo en las conciencias, en los valores, en los comportamientos. Una transformación o conversión interior de las personas. Un flujo de la vida inmaterial y de los atributos espirituales. Si el sujeto no se hace cualitativamente mejor es imposible el cambio político, social y económico. Éste, a su vez, está para permitir a la persona su auto-mejora en lo espiritual y corporal. Por eso una fuerza agente de la revolución integral es el testimonio personal. La política es sólo parte, igual que la economía, mientras que el ser humano es totalidad.

Las revoluciones del pasado olvidaron al sujeto. No incurriremos en ese error, porque sin una revolución en el interior del yo no puede lograrse la revolucionarización de la sociedad. O si ésta tiene lugar por un avatar del proceso histórico, pronto degenera, originando una nueva burguesía y un nuevo ente estatal. Lo expuesto se manifestó con meridiana claridad aquí en 1936-1939, bajo la II república y en la guerra civil.

Hacer la gran transformación que proponemos no es una tarea meramente intelectual. En aquélla la vida psíquica se implica y realiza al completo. Lo emotivo, volitivo, pasional y afectivo, todo lo que son las potencias o atributos anímicos del ser humano, tiene su sitio. Es, en primer lugar, una revolución convivencial que se alza contra la obligación que no es impuesta desde arriba de desdeñar, zaherir y aborrecer a nuestros semejantes. Usando la terminología clásica se puede decir que valoramos las virtudes morales tanto como las intelectuales. En la presente formación social, la de la tristeza, la soledad, la depresión, el egotismo, la insatisfacción amorosa y la falta de vida relacional, la revolución integral se ha de proponer crear un orden humano, en el que la afectividad en actos sea sólida, fundamentada y cotidiana.

PROPUESTA DE PROGRAMA

Me atrevo ahora a establecer una relación de materias que deberían tratarse, al nivel que las tengamos: como intención o recomendación, para comenzar a hacerlo, ya iniciadas, medio trabajadas o supuestamente terminadas. Es muy probable que una parte de ellas no puedan ser estudiadas en el Encuentro de mayo, lo que significa que se pospondrán para más adelante.

Uno. Avanzar en el análisis de nuestro tiempo en sus causas agentes primeras y más fundamentales, formulando un esbozo de estrategia. De ésta se ha de deducir un plan de actuación para los próximos dos años.

Dos. En relación con lo anterior está contestar a la pregunta decisiva: en las condiciones presentes ¿cuál es nuestra función en la sociedad?, ¿por qué y para qué existimos?, ¿cuál es nuestra misión?, ¿qué nos corresponde cumplir y hacer?

Tres. Construir una diatriba bien trabada contra el trabajo asalariado, para contribuir a crear un nuevo trabajo productivo y creador, propio de seres humanos libres y responsables, en una economía autogestionada.

Cuatro. Recuperación de la cultura popular, en tanto que saberes y habilidades múltiples de las gentes modestas, para salir del actual estado de aculturación, anomia y caos vivencial. Si el pueblo no es pueblo, si no existe por sí, diferenciado del Estado, no pude ser libre y ni siquiera alcanza a ser.

Cinco. Estudio creador de los clásicos de la cultura occidental en relación con la resolución de las grandes cuestiones del presente. Ideas para su promoción. Poner a aquéllos al servicio del magno proyecto de crear una nueva cultura popular.

Seis. Crítica de la ciudad. Hacia un poblamiento más racional del territorio, con descongestión de las ciudades. Estudio de experiencias de nueva ruralidad, a fin de alcanzar una interpretación sobre la experiencia en este terreno en los últimos 30 años ofreciendo una formulación útil para quienes deseen escapar de las megalópolis.

Siete. La juventud y los estudiantes en la estrategia de revolución integral. Hacia una proposición educativa superadora de lo existente, estatal o privada. Desarrollo de una línea de acción para vincular a la juventud con la revolución.

Ocho. Información sobre mi libro “Revolución en la Alta Edad Media hispana”, todavía no terminado, en relación con la revolución hoy. Se trata de buscar en el pasado ejemplos de transformación total-integral que hoy resulten inspiradores[4].

Nueve. Las lenguas oprimidas en la península Ibérica (principalmente, catalán, euskara y gallego) en la hora de la mundialización. Hacia una estrategia de afirmación logrando la iniciativa comunicativa revolucionaria.

Diez. Revolución convivencial en el marco de la revolución integral, y como parte cardinal de ella. Las formas de la afectividad y su futuro. Recuperación de la vida afectiva, pasional y amorosa para satisfacer las necesidades emocionales de los seres humanos, haciendo de ello un estilo de vida.

Once. El significado y función de la lucha reivindicativa y sindical en el presente. En pos de una estrategia para la acción reivindicativa en tanto que parte secundaria pero no desdeñable del proyecto de revolución. Desautorización del reformismo por legitimar al sistema y devastar a la persona.

Doce. La agricultura, la cuestión medioambiental. Estrategias para una acción netamente diferenciada de las agriculturas organizadas desde el Estado/Estados (UE) y del ecologismo institucionalizado y subvencionado.

Trece. Cooperativismo y otras formas de autoorganización aquí y ahora en el marco de la idea de revolución total suficiente. En un momento en que el Estado de Bienestar está dejando a más y más gentes “abandonados a su suerte” hay que ir hacia relaciones y estructuras autoconstruidas para garantizar las necesidades básicas.

Catorce. Biopolítica, crisis demográfica y natalidad. Maternidad[5]/paternidad libre y amorosa. Erotismo y sexualidad más allá de la coerción y el adoctrinamiento.

Quince. El ser humano en su estado natural tiene necesidades espirituales apremiantes que la sociedad actual, al reducir a aquél a mano de obra asalariada y a criatura perteneciente al Estado, niega y reprime. Por tanto, el Encuentro tiene que abrir una fase de acción revolucionaria en pro de una espiritualidad intensa, cotidiana y liberadora.

Dieciséis. Presentación de los libros que se estén realizando, o que se deseen hacer, a cargo de sus autores o promotores. Lo mismo con revistas, videos, blog o cualquier otra herramienta comunicativa. Esto es de gran significación.

Diecisiete. Investigación de los fundamentos económicos de la formación social peninsular y de la UE. Aunque la exageración del factor económico, el economicismo, es un error hay que prestar bastante atención a la economía y a su evolución, realizando análisis económicos regularmente.

Dieciocho. La lucha antifascista en el presente. La cuestión del islamofascismo como parte de la estrategia mundial de una porción sustantiva de la anti-revolución mundial, EEUU, la UE y las petromonarquías capitalistas e imperialistas musulmanas.

Diecinueve. En un momento de caída continuada de la salud y el vigor corporal es urgente ofrecer una respuesta a la medicina institucional, estatal-privada, cada día más peligrosa y dañina.

Veinte. La cuestión del Estado sigue siendo central. Hemos avanzado bastante en su estudio pero se necesita una obra de síntesis hecha desde la politología más exigente. En ella la relación de interdependencia entre el ente estatal y la clase empresarial capitalista ha de ser parte fundamental.

Veintiuno. La emigración, su comprensión global como parte de la estrategia de la gran empresa multinacional y del sistema de Estado/Estados hoy vigente para expandirse en un orden mundializado.

Veintidós. Cuando la sociedad y el ser humano están sufriendo modificaciones nunca antes vistas (por lo general muy a peor) su conocimiento exacto resulta imprescindible. En consecuencia, es necesaria una investigación sobre epistemología compleja, que parta de la centralidad del bloque realidad-experiencia-verdad y ofrezca orientaciones efectivas para la labor reflexiva y cognoscitiva.

Veintitrés. La libertad será siempre motivo de reflexión para la humanidad, pero hoy más porque la acción institucional se dirige a extinguirla. La magnificación del bienestar como meta contra la libertad (aunque avanzamos hacia una situación sin libertad ni bienestar) hace urgente una enunciación actualizada de aquella categoría en sus más importantes expresiones, no solo la libertad política sino también la libertad de conciencia, la libertad civil, la libertad interior y la libertad de acción, entre otras.

Veinticuatro. La mujer y la revolución. Sin las mujeres nada puede llegar a ser, tampoco la gran mutación mejorante que la decadencia en progresión de las sociedades europeas hace necesaria.

Veinticinco. Si nos ocupamos del trabajo tenemos que hacerlo de la fiesta. No puede haber vida humana buena sin festividad y diversión, pero hoy el orden vigente las ha transformado en modos de embrutecimiento y en un negocio. Recuperar la fiesta popular es tarea necesaria.

Veintiséis. Construir una sociedad ética, sustentada en valores universales determinados desde las condiciones naturales de la existencia humana, es una tarea necesaria, también como rechazo del amoralismo burgués vigente.

Hay más puntos, que otras personas probablemente vayan señalando, de manera que los que se traten en el Encuentro serán una síntesis de los contenidos de las diversas propuestas. Asimismo, los enumerados arriba están expuestos en un estilo simplemente indicativo, que probablemente necesite ser modificado, mejorado.

Para finalizar: no se olvide que el Encuentro tiene que ser una forma concreta de realizar la autogestión del saber y el conocimiento.



[1] Son, principalmente, Amigos y Amigas de Félix Rodrigo. Grupo de debate-acción; Amigos de Félix Rodrigo Mora y Textos para la Revolución Integral.
[2]  La información sobre el Encuentro puede demandarse en revolucionintegralgrupo@gmail.com
[3]  Se acaba de publicar en castellano el libro “El desmoronamiento. Treinta años de declive americano”, de George Packer, cuyo original apareció en 2013. No es una obra sensacionalista más sobre la decadencia de EEUU sino un texto que proporciona una información extensa aunque poco sistematizada. Este tipo de libros, desde que Paul Kennedy editó el suyo hace más de tres decenios, suelen ofrecer un análisis unilateral, falto de dialéctica, al no investigar los vectores de fuerza a la vez que los componentes de debilidad en dicha superpotencia. Pero, con todo, la caída de Occidente es innegable. Europa está más desportillada incluso que EEUU, con unos agentes causales de disfuncionalidad y declive tan numerosos como intensos. En efecto, las que con mayor rapidez se están desmoronando son las sociedades europeas, comenzando por sus raquíticas tasas de natalidad, tara que EEUU no padece. Eso abre un periodo potencialmente revolucionario, que hay que saber pensar, planear y realizar desde hoy. En dos o tres lustros todo esto será visible incluso para los más miopes. Así las cosas el proyecto, programa e ideario de revolución integral es apto para ser una esperanza y una guía, espiritual y práctica, para un gran número de personas en el tiempo que se avecina, que será lúgubre, oscuro y doloroso, aunque extremadamente estimulante y lleno de oportunidades transformadoras, al mismo tiempo. Merece la pena reproducir lo que expone la solapa del libro de Packer, “(EEUU) es una superpotencia a punto de derrumbarse, con élites que ya no son élites, instituciones que ya no funcionan y la gente corriente abandonada a su suerte”, juicios que son, considerando el momento presente, exagerados y sesgados pero que resultan ciertos si se proyectan hacia adelante unos años. En tales condiciones la inadecuación e irracionalidad de las propuestas reformistas es obvia.
[4] Si la revolución de la Alta Edad Media extinguió de facto el trabajo esclavo y el régimen esclavista en los territorios en que tuvo lugar, la revolución integral del siglo XXI tiene que liquidar el trabajo asalariado y el régimen salarial, lo que equivale a poner fin a la existencia de la burguesía como clase.
[5] Ningún otro asunto manifiesta con tanta claridad la sinrazón y perfidia de la actual formación social como la persecución que padece desde hace decenios la maternidad, lo que es la peor expresión de misoginia hoy. Nuestro proyecto se ha de dirigir a salvaguardar las expresiones más fundamentales de lo humano y de la vida humana, en las que la maternidad ocupa un lugar central. Ya hace años que acuñé el lema “Árboles, niños y concejo abierto”, para restaurar la naturaleza, dotarnos de futuro y realizar una revolución política. Defender y promover lo más básico debe ser nuestra misión. Eso significa pelear para que el ser humano deje de ser una nada, para que triunfe la amistad y el afecto, para que el trabajo sea un modo de realización y no de aniquilación de la persona, para que el acto de pensar pero no el de ser adoctrinado-nulificado se convierta en fundamento del sistema educativo, para que el pueblo sea pueblo y no populacho manejado por el Estado de Bienestar, para que los valores de verdad, bien moral, libertad, convivencia, esfuerzo, magnanimidad, responsabilidad y virtud organicen nuestras vidas… En ese marco, la acción en pro una maternidad libre, respetada, socialmente multi-apoyada y motivo de alegría para todas y todos debe ser llevada hasta el final, contra las fuerzas institucionales neo-misóginas que la reprimen con una ferocidad y pertinacia que sobrecogen.